Con su clima a veces seco, la isla de San Martín ofrece una vegetación diferente de las islas vecinas, caracterizada por un contraste entre una vegetación seca en las partes bajas y una vegetación más exuberante en las montañas. Las plantas más comunes son la uva de playa, las ceibas y los gomeros. También se ha introducido una gran variedad de plantas en el territorio, como los tamarindos, los cocoteros, los bananos, los mangos, las buganvillas y los flamboyán. Los cactus «melón de costa», las orquídeas endémicas y los gaiacs son especies raras y protegidas. Estas plantas están protegidas por misiones de conservación y de reintroducción en la isla.
Muchas especies de aves habitan en las playas y en la costa rocosa, como la gaviota, el charrán, la fragata, el pelícano pardo, el águila pescadora, el alcatraz pardo y el rabijunco.
La creación de la Reserva Natural Nacional de San Martín en 1998 ha permitido mejorar el conocimiento de los ecosistemas y de la biodiversidad, garantizando al mismo tiempo la protección de algunos ecosistemas frágiles.
Pasear por la Reserva Natural de San Martín
La Reserva Natural Nacional de San Martín, con una superficie de 3 060 hectáreas, está situada en la parte nordeste de la isla. Sus objetivos son preservar los cinco principales ecosistemas de la isla: los arrecifes de coral, los manglares, las praderas de fanerógamas, las lagunas y el bosque seco costero. Puedes descubrir la fauna y la flora de San Martín explorando los territorios protegidos y clasificados, respetando en todo momento las precauciones del sentido común. Pasear por la Reserva Natural es una experiencia única: entre la tierra y el mar y cuando el cielo se une con el mar.
La parte terrestre
La parte terrestre de la Reserva Natural está formada por costas rocosas, acantilados, playas y manglares. Estos últimos están dominados por el mangle rojo, que crece en las lagunas de agua salobre. Las lagunas y los manglares son sistemas biológicos muy productivos y constituyen zonas de cría para juveniles de especies de crustáceos y peces. Estos humedales también proporcionan alimento y refugio a muchas aves (unas 50 especies registradas), así como a la fauna silvestre de San Martín. Si bien no son nativos de la isla, sino especies invasoras, podrás observar mamíferos pequeños como el mapache y la mangosta, que se alimentan de cangrejos, huevos y peces pequeños que viven en los manglares y en los numerosos arrecifes de coral de las costas.
También podrás observar iguanas calentándose al sol sobre las rocas de la costa o alimentándose en el bosque. La especie más frecuente fue introducida (la iguana común), provocando la disminución de la población de la iguana de las Antillas Menores. Tres tipos de tortugas marinas (verde, carey y laúd) vienen a poner sus huevos en la costa y, más concretamente, en las grandes playas de la costa oriental y de los islotes.
La parte marina
La parte marina de la Reserva Natural es la más importante, con una superficie de más de 2 900 hectáreas. Está compuesta por praderas de fanerógamas marinas y por numerosas formaciones coralinas. En San Martín, las praderas son fanerógamas, es decir, están compuestas por plantas con flores y no de algas. Estas plantas desempeñan un papel muy importante y esta flora de San Martín posee un gran valor ecológico. Estas praderas, como los fondos coralinos, albergan numerosas especies de invertebrados y moluscos (estrellas de mar, erizos, langostas, cigarras de mar, lambis), así como muchas especies de peces (pez cofre, mero, pez cirujano, pez loro, sábalo real, barracuda, pez ángel). En alta mar se puede observar a las ballenas jorobadas durante el período de reproducción, entre enero y mayo, así como a los grandes delfines. El conjunto de las aguas francesas antillanas constituye el santuario AGOA, dedicado a la preservación de los mamíferos marinos.
La normativa
La introducción de especies no nativas e invasoras es una de las primeras causas de la erosión de la biodiversidad. En interés de la conservación del medio ambiente se ha establecido una reglamentación específica mediante decreto ministerial en la Reserva Natural de San Martín.
En el perímetro de la Reserva está prohibido, salvo excepciones, dañar la fauna y la flora de San Martín:
- alterar, perturbar o dañar a los animales, sus huevos, nidadas, camadas o nidos, o llevárselos
- recoger, destruir o introducir plantas, o llevárselas
- cazar, pescar con caña, con red, con nasas, practicar la caza submarina con arpón o un instrumento similar, recoger animales vivos o muertos
- abandonar o depositar cualquier producto en la naturaleza que pueda perjudicar la calidad del agua, del aire, del suelo o del lugar o la integridad de la fauna y la flora
- abandonar o depositar basura de cualquier tipo
- perturbar la tranquilidad de los lugares mediante cualquier perturbación acústica
- acampar en una tienda, en un vehículo o en cualquier otro abrigo. Ocasionar daños al medio natural haciendo fuego fuera de las instalaciones previstas a tal efecto o haciendo inscripciones distintas de las necesarias para la información del público o para la gestión de la Reserva Natural
- practicar el esquí acuático y conducir la moto acuática en toda la extensión de la Reserva Natural
- recolectar minerales, fósiles y restos arqueológicos
- sobrevolar la Reserva Natural a una altura inferior a 300 metros.